‘Hogares felices’ para trabajadoras domésticas en Asia y el Pacífico
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Estos últimos cuatro años, Veena (nombre ficticio para proteger su identidad) no ha vivido en un hogar feliz, ya que reside con un empleador demandante que espera que trabaje todo el día.
Veena, de 35 años, es trabajadora doméstica residente en una casa adinerada del centro de Bangkok. “Hace varios meses que no veo a mi familia”, dice. “No tengo tiempo de descanso ni fines de semana... Pero espero que el dinero que envío todos los meses ayude a pagar pronto nuestras deudas”.
Veena, que viajó desde Yasothon, su provincia natal en el noreste del país para trabajar en la capital tailandesa, es una de las y los aproximadamente 21 millones de trabajadoras y trabajadores domésticos de la región de Asia y el Pacífico. De esa cantidad, se estima que 1.900.000 personas están en condiciones de explotación y trabajo forzoso [1]. Recibe un salario de 11.000 bahts (320 dólares estadounidenses) por mes. Su trabajo conlleva ocuparse de toda la casa; además de la casa materna de su empleador. Veena tiene derecho a 14 días de vacaciones pagas por año, pero no a fines de semana ni feriados. Cuando se toma más días de los 14 permitidos, reducen su salario.
“Aunque la migración brinda oportunidades económicas para algunas mujeres y una red de seguridad financiera para sus familias, muchas mujeres son vulnerables al trato injusto, la explotación, el abuso y a otras formas de violencia”, comentó Roberta Clarke, directora regional de ONU Mujeres para Asia y el Pacífico.
Las trabajadoras domésticas residentes en la región enfrentan con frecuencia múltiples abusos, incluidos ingresos insuficientes o nulos, servidumbre por deudas, tiempo de descanso inexistente, comisiones exageradas de las agencias de colocación, y en algunos casos, abuso sexual, negación de servicios de salud, así como maltrato físico y psicológico.
Cuando Veena se enfermó, el sistema de salud público cubrió parte de los gastos médicos; su empleador no contribuyó con ellos. Ni siquiera la visitó en el hospital.
“Las empleadoras y los empleadores son quienes pueden generar cambios fundamentales cuando se trata de poner fin a la explotación de las trabajadoras domésticas. Garantizar que las trabajadoras domésticas tengan un día libre por semana para hacer lo que deseen, así como medios para comunicarse con su familia y amistades con frecuencia, son pasos en la dirección correcta”, dijo Tara Dermott, líder de programa de la campaña X de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones).
Con el respaldo de ONU Mujeres y el Gobierno de Australia, la iniciativa X de la OIM (una innovadora campaña para la migración segura y contra la trata de personas de la Organización Internacional para las Migraciones), en alianza con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), trabajó fuertemente para abordar la situación de las trabajadoras domésticas. Produjeron y presentaron la serie de videos denominados Open Doors (puertas abiertas), como parte de la Campaña Hogares Felices de la iniciativa X de la OIM en mayo de 2016. Los vídeos emplean historias recreadas basadas en los problemas que enfrentan las trabajadoras domésticas y apelan a las empleadoras y los empleadores para que construyan relaciones positivas y respetuosas con las trabajadoras.
La serie, de tres capítulos, cuenta los desafíos de tres familias de Singapur, Malasia y Tailandia para equilibrar el trabajo, las tareas domésticas y la crianza de hijas e hijos con la ayuda de las trabajadoras domésticas. En cada historia, las familias llegan a un momento de reflexión, donde reconocen que todas las personas tienen derechos, y que desatender las necesidades de las trabajadoras domésticas repercute negativamente en la familia y en su empleada.
La serie Open Doors fue transmitida en línea y por televisión nacional, y los vídeos de la campaña Hogares Felices tienen más de 1.500.000 visitas. Al generar conciencia sobre los derechos y las obligaciones de las trabajadoras domésticas y sus empleadores, la campaña alienta a las empleadoras y los empleadores a crear entornos de hogares felices.
Nota
[1] Organización Internacional del Trabajo (2014). Profits and Poverty: The Economics of Forced Labour (Ganancias y Pobreza: Aspectos económicos del trabajo forzoso).