En los oasis de Marruecos, las mujeres ven crecer las plantas y sus ingresos

Un grupo de mujeres que viven en los oasis de Marruecos han encontrado una manera singular de obtener ingresos y mitigar los efectos del cambio climático en su entorno cultivando plantas medicinales y aromáticas, mediante el uso de energía renovable.

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Entre las extensiones de arena y rocas, una zona verde y bulliciosa rompe el árido paisaje del desierto. Los oasis son reservas naturales alrededor de las cuales se congregan las comunidades que aprovechan la poca agua, los alimentos y el refugio que ofrece este duro territorio.

Un grupo de mujeres participa de una formación en el oasis de Serkla, Guelmina. Foto: UN Women Morocco.

Más de 100 mujeres que viven en los oasis de la provincia sudoriental de Errachidia han encontrado una manera singular de mitigar los efectos del cambio climático en su entorno produciendo plantas medicinales y aromáticas. Con el apoyo del Programa del PNUD para los oasis de Tafilalet y la Agencia Suiza para la Cooperación, ONU Mujeres organizó talleres sobre cómo cultivar este tipo de plantas utilizando energía renovable, al tiempo que promovía el trabajo de las mujeres. La creación de un grupo de interés económico les permitió llevar sus productos al mercado de una manera más organizada.

Mujeres como Atiqa Jorfi, vicepresidenta de la asociación Aftawik ubicada en la comunidad rural de Ghriss Essoufli, en Errachidia, se empoderaron mediante la producción y la comercialización de estos cultivos en los oasis, que constituyen una barrera natural contra la desertificación pero que son susceptibles de sufrir la degradación como resultado del cambio climático. 

“La pasión por las plantas nos ha llevado a seguir viviendo en este lugar que tanto nos importa”, afirmó la Sra. Jorfi. Explica que su trabajo con las plantas medicinales y aromáticas ha aumentado su confianza, además de observar que otras mujeres que participan en la iniciativa se han reafirmado en la comunidad.

Las mujeres saben que la protección de los oasis es fundamental, no sólo por su importancia ecológica sino también por su valor económico, ya que el 90 por ciento de la actividad económica proviene de la agricultura. Las plantas medicinales y aromáticas ofrecen mayores beneficios en comparación con los cultivos tradicionales. Asimismo, han demostrado su resistencia en climas rigurosos y poca necesidad de agua.

Las poblaciones que viven en los oasis han visto peligrar su medio de vida por la degradación del suelo y la escasez de agua a consecuencia del cambio climático. Esto, a su vez, puede conllevar un mayor avance del desierto que les rodea. Las mujeres son especialmente vulnerables debido a la distribución desigual de tareas, recursos y poder entre mujeres y hombres.

Miembros de la asociación Annama colectan plantas medicinales y aromáticas. Foto: UN Women Morocco

Para superar esta vulnerabilidad, las mujeres miembros de la Asociación Annama han visto cómo su medio de vida mejoraba gracias al proyecto. Creado en 2012, el grupo empezó adquiriendo una hectárea de terreno para plantar las semillas y decidió utilizar el método de irrigación por goteo y una bomba solar para trabajar sus cultivos de la manera más sostenible posible. La suya es una historia de éxito: en tan sólo dos años han visto cómo sus ingresos aumentaban y les permitían abrir sus propias cuentas bancarias y, de este modo, conseguir la independencia económica. 

Los logros del proyecto han superado en mucho las expectativas. Como aspecto destacable, el grupo de interés económico reúne actualmente a 12 cooperativas y 15 ONG que prestan apoyo a la producción y comercialización de las hierbas de estas mujeres. Más de 100 mujeres de ocho oasis han participado ya en cursos de capacitación y han visto crecer sus ingresos. Dos años después, la Asociación Annama pudo comprar una segunda hectárea de terreno para continuar con la producción de estas plantas, y esperan poder adquirir más campos. Asimismo, tiene previsto ampliar su experiencia a otros ksours, vecindarios y aldeas.

Con la producción continuada de plantas medicinales y aromáticas de un modo sostenible, las mujeres de otro oasis, en Tizagharine, no sólo son capaces de ganarse el sustento, sino que también contribuyen a la resiliencia del ecosistema del oasis para contrarrestar mejor las amenazas que suponen la expansión del desierto y el cambio climático.

Massaôudi Lkbira, presidenta de la Asociación Annama, afirma que estas mujeres trabajan mucho, “y luchan por tener una vida más digna”. Hace dos años nadie hubiera pensado que estas mujeres, de las cuales únicamente tres sabían leer y la mayoría de las cuales no había salido de la ciudad de Errachidia, podrían disfrutar de oportunidades para reubicarse y participar en talleres y reuniones, y que ganarían más confianza cada día.

“Este proyecto ha demostrado que las mujeres rurales tienen unos conocimientos ancestrales inestimables y pueden describirse como guardianas de la diversidad agrícola”, constató Leila Rhiwi, Representante de ONU Mujeres en el Magreb. “Esta iniciativa refleja la importancia de seguir promoviendo su participación en la formulación, planificación e implementación de políticas medioambientales. Por otra parte, debemos redoblar nuestros esfuerzos para garantizar su derecho al medio ambiente. El desarrollo sostenible en el marco del cambio climático no es posible sin la plena participación de las mujeres”.