En Nepal, un centro de cuarentena gestionado por mujeres se ocupa de la recuperación y las necesidades específicas de las mujeres

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Mithu Tamang espera en una cola para que el personal compruebe su temperatura en una instalación de cuarentena gestionada por mujeres de Women for Human Rights. Fotografía: ONU Mujeres/Ashma Shrestha.
Mithu Tamang espera en una cola para que el personal compruebe su temperatura en una instalación de cuarentena gestionada por mujeres de Women for Human Rights. Fotografía: ONU Mujeres/Ashma Shrestha.

En todo el mundo, muchas personas migrantes se han visto obligadas a esperar para reunirse con sus familias como consecuencia de la pandemia de COVID-19 y las restricciones de desplazamiento impuestas para evitar su propagación. 

Mithu Tamang (30 años) se encontraba entre las más de 300 personas migrantes nepalíes que se quedaron atrapadas en Kuwait durante más de dos meses hasta que se dispuso un vuelo chárter para llevarlas a casa el 11 de junio. Fue el primer vuelo en aterrizar desde el confinamiento nacional decretado el 24 de marzo de 2020.

Las personas repatriadas se enviaron a centros de cuarentena gestionados por el Gobierno y distribuidos por todo el país. Tamang se considera afortunada por ser una de las 47 mujeres destinadas a un centro de cuarentena establecido por Women for Human Rights (WHR), una organización nacional que vela por los derechos de las mujeres en colaboración con el Gobierno de Nepal. ONU Mujeres proporciona equipos de protección individual (como mascarillas, guantes y desinfectantes) y comida a las personas en cuarentena.

«Estamos contentas de estar aquí porque nos sentimos a salvo», afirma Tamang. «El personal se compone sólo de mujeres y eso nos tranquiliza».

La fundadora de Women for Human Rights, Lily Thapa, explicó que la organización ha ofrecido su espacio de oficinas en 21 distritos como centros de cuarentena. Como punto de partida, la oficina de Budanilkantha, Katmandú, se ha transformado en un centro de cuarentena.

«Al principio teníamos a 21 personas en el centro, entre las que había hombres. [No obstante,] se hizo difícil gestionar a mujeres y hombres en el mismo centro de cuarentena, debido a que tienen necesidades diferentes», explica Thapa. «Así que pedimos al Gobierno que [aprobara este centro] como centro de cuarentena exclusivo para mujeres, con un equipo de seguridad compuesto sólo por mujeres».

El centro está plenamente gestionado por mujeres. Women for Human Rights proporciona kits de higiene femenina a las residentes del centro, a través de una iniciativa respaldada por el UNFPA. Asimismo, facilita el acceso a refugios de mujeres para las que no pueden volver a casa.

«Me alegra ver que las organizaciones de derechos de las mujeres colaboran con el Gobierno para crear espacios de cuarentena seguros para las mujeres migrantes repatriadas», afirmó Valerie Julliand, Coordinadora Residente de las Naciones Unidas en Nepal. «Pido al Gobierno que establezca más centros dedicados o residencias de cuarentena para mujeres y grupos vulnerables».

A la espera de poder volver a sus comunidades y hogares, las personas migrantes repatriadas también temen la estigmatización.

El 16 de junio, una delegación compuesta por Julliand, Sita Niraula, Subsecretaria del Ministerio de la Mujer, la Infancia y las Personas Mayores de Nepal, y Wenny Kusuma, Representante de ONU Mujeres, visitó los centros de cuarentena. Allí, una serie de mujeres compartieron sus preocupaciones.

«Mis hijos viven de alquiler en Katmandú, y el vecindario y la persona que les alquila la casa les han dicho que no me lleven a casa», contó Chandramaya Basnet.

A medida que aumenta el número de contagios de COVID-19 entre las personas migrantes repatriadas, el estigma y la discriminación contra estos grupos se intensifican. Además del estigma, ven un futuro económico muy poco prometedor.

«Necesitamos oportunidades de trabajo y préstamos sin intereses para poner en marcha nuestras empresas», declaró Tamang.

En respuesta a esta demanda, la Subsecretaria Niraula explicó que el Gobierno está implementando programas de empleo, para los que aconsejó a las mujeres que registraran sus habilidades y conocimientos en sus respectivas oficinas municipales.

El Gobierno de Kuwait concedió a Tamang y al resto de personas migrantes repatriadas la amnistía por superar el límite de estancia de los visados o permanecer allí indocumentadas. «He estado viviendo de manera irregular en Kuwait los últimos cinco meses, desde que la familia de acogida para la que trabajaba como asistente doméstica se negó a renovarme el visado», detalla Tamang. «Llevo trabajando en el extranjero desde 2012. Abandoné [Nepal] para escapar a la violencia doméstica y criar a mis hijos, con la esperanza de ganarme la vida. Aunque la vida en un país extranjero es difícil, al menos pudimos ganar salarios dignos y pagar la educación de nuestros hijos en un colegio privado».

Tamang no tiene claro a dónde irá una vez finalice la cuarentena. No obstante, espera poder crear medios de subsistencia para sí misma si recibe algo de apoyo. «Sé coser y si el Gobierno concede préstamos sin intereses, quizá pueda establecer algo aquí».

«La mayoría de las mujeres dicen que, si pudieran, se quedarían en Nepal. No elegirían trabajar en el extranjero. ¿Por qué dejar a sus seres queridos, incluidos sus hijas e hijos, para realizar trabajos domésticos con el riesgo de violación y acoso que corren en las casas donde trabajan, si no es porque sienten que no tienen otra opción?», dijo Wenny Kusuma, Representante de ONU Mujeres, reflexionando acerca de su interacción con las mujeres del centro de cuarentena. «Los planes de recuperación socioeconómica de Nepal deben reconocer a las trabajadoras migrantes como una preocupación central. Las Naciones Unidas quieren asociarse con el Gobierno para garantizar que las mujeres que regresan tengan un futuro con opciones viables».

Valerie Julliand, Coordinadora Residente de las Naciones Unidas, destacó al aumento de los casos de violencia de género durante COVID-19 y las vulnerabilidades económicas específicas que afrontan las mujeres de todo el país. «La violencia de género es notable y necesita atención. La migración legal, los medios de subsistencia y las oportunidades laborales son esenciales. Debemos tener en cuenta estos factores al planificar la recuperación socioeconómica», subrayó.