Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres presenta el programa “Ciudades Seguras” en Costa Rica

Fecha:

Discurso de la Sra Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres en San José, Costa Rica. 11 Septiembre 2012.

Señora Presidenta de la República de Costa Rica, Laura Chinchilla

Amigas y amigos,

Muchas gracias por estar hoy aquí en esta presentación al pueblo de San José y de toda Costa Rica de este programa “Ciudades seguras para todas y todos, que reúne a organizaciones del gobierno como el Instituto Nacional de las Mujeres y la Municipalidad de San José y organismos del sistema de Naciones Unidas como Unicef, ONU Hábitat y ONU Mujeres.

Si no me equivoco, además, San José es la primera de las 8 ciudades del mundo en la que se pondrá en marcha este programa conjunto, luego de la presentación global que hiciéramos hace poco más de un año.

Quisiera comenzar agradeciendo la generosa hospitalidad brindada por el pueblo y el gobierno de Costa Rica en esta visita.

Estar en este querido país es siempre para mí motivo de gran satisfacción; y hacerlo ahora, como Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, es aun más significativo por tratarse de un país pionero, que desde muy temprano se colocó a la vanguardia en el acceso de las mujeres al liderazgo y la participación política.

La presencia de todos ustedes confirma el compromiso de los distintos actores sociales por emprender acciones concretas que puedan mejorar la calidad de vida y la seguridad en sus barrios y enfrentar con decisión la violencia contra las mujeres.

Las ciudades albergan hoy en día a más de la mitad de la población mundial, y dentro de 40 años esa cifra aumentará a dos tercios.

Las mujeres, las jóvenes y las niñas enfrentan riesgos en estos espacios urbanos. Bien sea en las calles, en el transporte público o en sus propias comunidades, están expuestas a abusos que van desde el acoso hasta las agresiones sexuales y violaciones.

Esta dura realidad limita severamente su libertad de acceder a la educación, al trabajo, a la recreación, a la vida política y económica - o simplemente- a disfrutar de sus vecindarios.

ONU Mujeres, Unicef y ONU Hábitat hemos establecido esta alianza que presentamos hoy en Costa Rica, uniendo la experiencia de las tres organizaciones, con el propósito de incrementar la seguridad, prevenir y reducir la violencia y movilizar y empoderar a los grupos de mujeres, jóvenes y niños para que puedan darle forma a sus espacios urbanos.

Amigas y amigos

Costa Rica ha sido desde hace varios años un ejemplo de buenas prácticas y leyes que han permitido incorporar a un elevado número de mujeres a diferentes espacios de decisión política.

Muestra de ello es la legislación electoral que ha asegurado la participación efectiva de las mujeres en los partidos políticos y en los cargos de elección popular.

Como resultado, Costa Rica ostenta hoy una de las proporciones más altas del mundo de mujeres parlamentarias.

Y, desde luego, es uno de los cinco países donde una mujer - la Presidenta Laura Chinchilla- encabeza el Poder Ejecutivo, lo cual contribuye a consolidar a América Latina y el Caribe como la región con mayor número de mujeres jefas de estado y de gobierno.

¡Permítanme felicitarlos por esto!

Ustedes se imaginarán que yo los felicito porque estoy haciendo “solidaridad de género con la presidenta Chinchilla, pero mis felicitaciones son porque los beneficios de tener a más mujeres en cargos de conducción están ampliamente registrados.

Con más mujeres en el poder, las agendas nacionales se enriquecen y se incorporan temas vitales para el bienestar de las sociedades en los debates públicos.

Justamente en este sentido yo quisiera hacer un reconocimiento al extraordinario esfuerzo que ha venido realizando la presidenta Laura Chinchilla por visibilizar en la agenda internacional y en el seno de las Naciones Unidas un tema crucial, que tiene un impacto directo sobre la estabilidad social de la región: me refiero a la seguridad ciudadana.

Ayer en nuestra reunión con la Presidenta hemos trabajado en torno al tema, al igual que en nuestro diálogo con distintos actores del gobierno y de la sociedad civil costarricense. Y no es casual que así sea. Es un tema que afecta y preocupa a parte importante de la ciudadanía, según indican los estudios. Desde 2010 es para los hombres y mujeres de Costa Rica una de sus tres preocupaciones principales.

También es un tema que preocupa, naturalmente, a Naciones Unidas. El año pasado, en la apertura del debate temático de la Asamblea General, se abordó el problema de la “Seguridad en América Central como un desafío regional y mundial.

En la ocasión, el Secretario General Ban Ki-moon advirtió que América Central vive una “crisis de criminalidad y violencia, donde uno de cada 50 jóvenes de 20 años es asesinado antes de cumplir 32 años de edad. Es esta situación la que genera alarma pública, temor e inestabilidad en las sociedades centroamericanas.

A los crímenes asociados al narcotráfico, que la región enfrenta por su compleja localización geográfica entre los principales productores y consumidores de droga del mundo, se han sumado nuevas modalidades de crimen organizado, incluyendo los secuestros, el sicariato y el tráfico de personas. A nivel global, 2 millones de personas son traficadas anualmente, de las cuales el 80 por ciento son mujeres.

Las implicaciones y ramificaciones de estas problemáticas hacen evidente que estamos frente a un problema global que concierne a todas y todos.

Sin embargo, la violencia contra las mujeres y los niños adquiere una dimensión particular, muchas veces ignorada y sin respuestas adecuadas.

Sabemos bien que son las mujeres y niñas las principales víctimas de la inseguridad ciudadana. Un estudio conducido por nuestra organización hace algunos años reveló que entre las mujeres de 15 a 44 años, la violencia es responsable de más muertes y discapacidades que los efectos combinados del cáncer, la malaria, accidentes de tránsito y la guerra.

Con una frecuencia cada vez más alarmante, somos testigos en América Latina de un incremento en el número y en la brutalidad de los actos de violencia cometidos contra las mujeres.

Desde un punto de vista de derechos humanos y justicia, los devastadores efectos físicos y emocionales de estos actos son razón suficiente para incorporar las necesidades diferenciadas de las mujeres como parte fundamental de cualquier estrategia sólida de seguridad ciudadana.

Pero es indispensable que entendamos que la problemática de la violencia contra la mujer nos afecta a todas y todos como sociedad.

Su impacto socioeconómico se manifiesta de manera directa en los gastos de los sectores salud y judicial y en los servicios sociales que genera. Y también se evidencia indirectamente en la pérdida de productividad económica derivada de la falta de participación de las mujeres en los procesos de desarrollo político, económico y social.

Hace pocas semanas estuve en Australia, uno de los países donde se ha cuantificado el impacto económico de la violencia contra la mujer. Allí se determinó que el costo estimado a la economía australiana ascendió a casi 14 mil millones de dólares entre 2008 y 2009.

Lejos de tratarse de un problema restringido a Costa Rica o a los países en desarrollo, la violencia contra las mujeres es un verdadero flagelo global y un componente crítico de los niveles de inseguridad ciudadana.

En los últimos años, en Centroamérica y México, ha tenido un aumento inquietante registrandose algunos de los índices de femicidio más altos del mundo y tasas de impunidad que llegan al 99 por ciento de los casos reportados.

De las cifras locales, aquí en Cosa Rica, sabemos que a pesar de que el año pasado se redujo la tasa global de homicidios a su nivel más bajo en los últimos tres años, mientras que la tasa de homicidios de mujeres no muestra el mismo progreso

Para nosotros, la diferencia entre ambas tendencias es una señal clara de causas y contextos específicos de la violencia contra la mujer y de la necesidad de otorgarle atención diferenciada.

Muchos países de la región, incluyendo Costa Rica, han venido poniendo en marcha iniciativas para fortalecer la capacidad de respuesta de la policía a la violencia contra la mujer. Ejemplo de ello ha sido el establecimiento de Comisarías de la Mujer, lo que representa sin duda una señal alentadora de compromiso político por parte de los gobiernos.

La policía, en su función de velar por la integridad de todas y todos, es un actor fundamental para asegurar la seguridad ciudadana de las mujeres y prevenir la violencia contra ellas.

Sin embargo, el número de mujeres víctimas de violencia que acude a la policía es bajo, porque temen que la policía no les creerá, minimizará la gravedad de la situación, las culpará de haber provocado la violencia o simplemente no hará nada para ayudarlas.

Por otra parte, existe el temor de que, una vez interpuesta la denuncia, habrá represalias contra las víctimas por no existir medidas ni mecanismos de protección adecuados para ellas y sus hijos.

Aún tenemos un largo camino por delante para formar cuerpos policiales sensibles a la problemática de la violencia contra la mujer, que sean sus verdaderos aliados para enfrentar estas violaciones a sus derechos humanos.

Se requiere para ello sensibilización en género, la cual tiene que formar parte de los currículos educativos de formación policial y también de los sistemas de capacitación continua para policías activos.

Y es imprescindible que esta capacitación sea para todos los miembros de las fuerzas policiales: sin distinción de funciones ni jerarquías.

La participación de las mujeres en las fuerzas armadas y en las policías es también una manera eficaz y necesaria para enfrentar este problema. Cuando se trata de denunciar violencia sexual, la estigmatización y las actitudes discriminadoras entre la policía y la comunidad en general hacen que sea muy difícil -y a veces imposible- que las mujeres se acerquen a policías varones.

En el último informe de ONU Mujeres, “El progreso de las mujeres en el mundo se señala que, tanto mujeres como hombres víctimas de violencia sexual prefieren presentar sus denuncias ante una mujer policía.

Los datos de 39 países demuestran que la presencia de policías mujeres tiene una correlación positiva con las denuncias de agresión sexual, lo que confirma que contratar a mujeres es un componente importante de un sistema de justicia atento a los problemas de género.

El año pasado, en el noveno Encuentro de Mujeres Policías de Centroamérica y el Caribe en San Salvador, las participantes lamentaron que el acceso a altos cargos dentro de las instituciones policiales de sus países fuese “complicado.

No sólo se trata de incorporar a estas mujeres a las fuerzas policiales, sino de permitirles el acceso a puestos directivos al interior de éstas. Como muestra, de las cinco subdirecciones de la Policía Nacional Civil de El Salvador, sólo una está a cargo de una mujer. En Honduras, las mujeres representan tan sólo el 6 por ciento de las fuerzas policiales y el 2 por ciento de sus cargos directivos.

Más mujeres policías no solo mejorarían la capacidad de respuesta de la policía a la violencia de genero, sino también a toda la comunidad.

Un estudio del Departamento de Policía de Los Ángeles publicado en 2009 indicó que las mujeres policía son menos propensas a utilizar fuerza excesiva, tienen mayor tendencia a implementar un trabajo policial orientado a las comunidades y son a menudo capaces de reducir situaciones potencialmente violentas o agresivas por medio de sus habilidades interpersonales. En todas estas áreas fueron mejor evaluadas que sus pares hombres.

Amigas y amigos,

Desde ONU Mujeres, reiteramos nuestro reconocimiento al gobierno costarricense por impulsar la inclusión de la seguridad ciudadana en la agenda de los foros internacionales. Es un tema que afecta directamente a millones de personas a nivel global y, como sabemos, la mayoría de las afectadas son mujeres y niñas.

Colocamos a disposición de Costa Rica nuestra capacidad técnica para que estas consideraciones de género sean incorporadas de manera integral en el diseño y puesta en marcha de sus políticas de seguridad pública.

También esperamos poder catalizar la cooperación Sur-Sur en la sensibilización y capacitación de las fuerzas de seguridad pública pues creemos que es imperativo promover la cooperación en esta materia.

Diversos países en desarrollo han construido un sólido conocimiento y capacidad y acumulan experiencias exitosas que han permitido incorporar las consideraciones de las mujeres en la agenda de seguridad pública.

Recientemente, ONU Mujeres suscribió un importante convenio con la Agencia Brasileña de Cooperación y esperamos que más oportunidades similares se concreticen en el futuro cercano.

Aprovecho esta ocasión para expresar mi agradecimiento y satisfacción por la adhesión que suscribirán el día de hoy alcaldesas y vicealcaldesas de toda Costa Rica a la Campaña del Secretario General Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres.

Esto, sin duda, enriquece significativamente el respaldo que la Campaña ha venido recibiendo desde el año pasado, cuando la Presidenta Chinchilla hiciera la presentación de la Campaña y se adhiriera en nombre de su gobierno. Desde entonces, los tres poderes públicos costarricenses han hecho lo mismo.

Por último, quisiera compartir con ustedes que hace algunos meses se constituyó en Panamá el Grupo Regional Asesor de la Sociedad Civil de ONU Mujeres. Este Grupo está formado por 15 destacadas integrantes de organizaciones civiles y de mujeres de toda la región latinoamericana y caribeña.

Estamos convencidas de que las organizaciones de la sociedad civil deben ser aliadas naturales de los gobiernos y de las fuerzas de seguridad para garantizar que las políticas de seguridad ciudadana realmente beneficien a las mujeres. Estas organizaciones acumulan una riquísima experiencia y conocimiento en la respuesta a la violencia contra la mujer, por haber estado durante años al frente de esta problemática.

Es por ello que creemos que se debe establecer un canal privilegiado de intercambio y cooperación en materia de seguridad pública con estas organizaciones. Ya tenemos diversas experiencias exitosas en América Latina que así lo demuestran. Y en ONU Mujeres nos ofrecemos para continuar trabajando juntos en este diálogo y esta comunicación que, sin duda, redundará en mayor seguridad ciudadana para las mujeres.

Agradezco nuevamente a todas y todas ustedes la cálida receptividad que he encontrado en Costa Rica y la oportunidad de compartir este espacio de intercambio sobre este tema tan actual y relevante para las mujeres y para todas nuestras sociedades.

Muchas gracias.

Michelle Bachelet en Costa Rica

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