Discurso de John Hendra en ocasión del evento paralelo del Gobierno de Canadá “Participación de los hombres y de los niños en la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas”

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Discurso de John Hendra, Subsecretario General y Director Ejecutivo Adjunto para Políticas y Programas, ONU Mujeres, en ocasión del evento paralelo del Gobierno de Canadá
“Participación de los hombres y de los niños en la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas” Martes 5 de marzo de 2013, Nueva York.

Excelentísima Ministra Ambrose, distinguidas y distinguidos panelistas, Embajador, activistas de género, señoras y señores:

Me complace enormemente estar aquí hoy para hablar de la participación de los hombres y de los niños en la prevención y la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas. Creo firmemente que los hombres y los niños tienen un papel primordial en este sentido. Los hombres tienen un rol positivo y activo a la hora de establecer actitudes y comportamientos equitativos en materia de género en otros hombres y niños. Son compañeros potenciales en la promoción de la igualdad de género y del empoderamiento de las mujeres, pero ese potencial todavía no se ha utilizado plenamente. Si se quiere operar un cambio, es necesario que hagamos que los hombres de todas las edades y de todos los medios recapaciten acerca de sus ideas sobre la masculinidad y de las normas de género discriminatorias.

Por lo tanto, me alienta ver el interés y la participación en este tema fundamental de hacer participar a los hombres y a los niños en la eliminación de la violencia contra las mujeres. Obviamente es un tema de gran interés para ONU Mujeres y quiero expresar nuestra gratitud al Gobierno de Canadá por tomar la iniciativa de organizar este evento, y por las importantes iniciativas que ha iniciado y promovido conjuntamente con los socios de la sociedad civil, como lo ha destacado la Ministra Ambrose, incluyendo la conocida campaña de la Cinta Blanca, bajo la dinámica dirección de Todd.

Generar conciencia y hacer participar a los hombres y a los niños es fundamental si queremos eliminar el miedo a la violencia que afecta a las mujeres en todos los países. Es absolutamente imperativo que lo hagamos. Simplemente no se puede aceptar que, dependiendo de donde vivan, tres a siete de cada 10 mujeres sean víctimas de violencia física y/o sexual a manos de sus esposos o compañeros. Comúnmente son los hombres y los niños los que infligen esa violencia, pero también es cierto que son muchos los hombres que no sólo no se valen de la violencia, sino que la aborrecen; ellos tienen el potencial de ser grandes aliados.

Sin embargo, sólo la concientización, aunque necesaria, no es suficiente. Debemos involucrar activamente a los hombres y a los niños, hacer que sus opiniones y puntos de vista cuenten, y garantizar que sean una parte integral de nuestra estrategia de eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas. Debemos hacer participar a los hombres y a los niños para cuestionar las ideas prevalentes sobre la masculinidad que consienten y perpetúan la violencia contra las mujeres en todas las sociedades.

Entonces, de acuerdo con lo que sabemos, ¿qué funciona a la hora de involucrar a los hombres y a los niños? Me centraré en cinco áreas.

Primero, se puede involucrar con éxito a los hombres y a los niños con sus homólogos. Servirse de los hombres y de los niños para influenciar a sus homólogos, hablando y diciendo que la violencia y el abuso simplemente son inaceptables, puede ayudar a romper el silencio acerca de la violencia hacia la mujer. Por ejemplo, en Canadá, que es mi país de origen, hay un proyecto acerca del cual oiremos hablar hoy –”Más que un simple espectador”– que lo ha conseguido, trabajando con los hombres y con las mujeres, poniendo un énfasis especial en los hombres y los niños, incluyendo a los entrenadores de fútbol y a sus equipos, en la provincia de Columbia Británica. Otro ejemplo es la campaña de la Cinta Blanca de Australia “Oye, colega” que insta a los hombres a no quedarse callados ante casos de violencia y de abuso y les dice que “otros hombres buenos los respaldan”.

Segundo, como lo muestran estos ejemplos, los modelos de conducta positivos pueden ser increíblemente poderosos creando una impresión nueva y positiva de la masculinidad, donde los hombres y los niños creen, piensan y actúan de manera equitativa con respecto al género y se pronuncian contra la violencia hacia la mujer, en público y en privado. La red del Secretario General de Hombres Líderes forma parte de su campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres, y muestra modelos de conducta de hombres fuertes y conocidos, como el propio Secretario General. Otros aliados incluyen a miembros de parlamentos que presentan temas de violencia en los parlamentos nacionales y abogan por leyes nuevas o mejoradas, a hombres que se replantean su rol en sus comunidades, incluyendo a los que suministran cuidados compartiendo las responsabilidades que generalmente quedan relegadas a las mujeres. En Australia, 23 “Hombres defensores del cambio” trabajan con el Comisionado para la discriminación por sexo, con el fin de usar su influencia y compromiso individual y colectivo para promover la igualdad de género y el liderazgo de las mujeres en la agenda nacional, en los negocios y en todos los ámbitos.

Tercero, no hay duda que las experiencias en la primera infancia y la educación son los cimientos para crear conciencia y hacer participar proactivamente a los hombres y a los niños con el objetivo de poner fin a la violencia contra las mujeres. Desde la primera educación debemos promover intervenciones que alienten las relaciones sanas, la preparación para la vida y la tolerancia cero respecto a la violencia. El trabajo con los hombres jóvenes también es crucial. Los estudios realizados en la zona de Asia y el Pacífico por Compañeros para la Prevención –que es una iniciativa conjunta de ONU Mujeres, PNUD, FNUAP y VNU que genera nuevos conocimientos acerca de la masculinidad y de las actitudes y comportamientos que subyacen y perpetúan la violencia– observaron que en esa región la mitad de los violadores cometieron este crimen por primera vez cuando tenían menos de 20 años. Asimismo, en una de las regiones que tiene uno de los índices más altos de violaciones en el mundo, la Oficina de ONU Mujeres en el Caribe y sus socios han creado un programa para niños de entre 13 y 16 años de edad en el seno de las comunidades que pone en tela de juicio los estereotipos de género y enseña a los adolescentes a establecer relaciones sanas. Hay muchos otros ejemplos y los invito a consultar el Centro virtual de conocimientos para poner fin a la violencia contra las mujeres de ONU Mujeres en http://www.endvawnow.org/es/ donde encontrarán prácticas prometedoras de todo el mundo y más de 100 herramientas para los programas con hombres y niños de todas las edades.

Cuarto, las responsabilidades dentro del hogar tienen un efecto beneficioso sobre la igualdad de género. La decisión de Suecia de enmendar su política de licencia parental para fomentar una mayor participación de los padres ha tenido un impacto directo no sólo sobre el tiempo que los hombres pasan con sus hijas e hijos, sino también sobre los ingresos de las mujeres. Por cada mes de licencia que toma un padre, las ganancias de la madre aumentan en un 6,7 por ciento.

Finalmente pero igualmente importante, debemos involucrar a los hombres y a los niños en términos de sus responsabilidades –como homólogos, modelos de conducta, padres, esposos y compañeros– para poner fin a la violencia y también en lo referente a lo que esto nos aporta a nosotros los hombres. Las relaciones más equitativas en las que la toma de decisiones y los cuidados se comparten ofrecen beneficios a los hombres y a las mujeres por igual, brindándoles inclusive una relación mejor y más estrecha con la pareja y con las hijas e hijos. El estudio IMÁGENES que Promundo y el Centro Internacional de Investigación sobre la Mujer (ICRW por sus siglas en inglés) llevaron a cabo en seis países en 2009-2010 indicó que los hombres que tienen una relación más equitativa en lo relativo al género dijeron tener un nivel más alto de satisfacción en la relación, como fue igualmente el caso para las mujeres.

Como sabemos, las sociedades donde hay mayor igualdad tienden a tener un mejor nivel, a ser más estables y cohesivas, a tener mejores oportunidades y resultados para los hombres y para las mujeres, para los niños y para las niñas, sobre una serie de indicadores. No es por casualidad que los países que tienen la mejor puntuación en los índices mundiales en materia de desarrollo humano también son los que obtienen mejores resultados en lo relativo a la igualdad de género y al empoderamiento de las mujeres. Tampoco es casualidad que los conflictos y la fragilidad guardan una estrecha relación con los niveles más bajos de igualdad de género y con niveles altísimos de violencia hacia las mujeres.

Del mismo modo que las creencias más tradicionales sobre la masculinidad están asociadas a una mayor aceptación y perpetración de la violencia, también el involucrar a los hombres y a los niños ayuda a crear un entorno más positivo y propicio para poner fin a la violencia contra las mujeres, inclusive por medio de la promoción de relaciones equitativas y respetuosas y por una distribución más equilibrada del poder y de la toma de decisiones. Además, como lo muestran estos ejemplos, los hombres pueden cambiar y cambian, incluso en sociedades muy conservadoras y con mucha desigualdad.

Ésta es la razón por la que ONU Mujeres, junto a todos sus socios, respalda iniciativas que alientan a los hombres a hacer frente a la violencia y los hace participar en los cuidados y en la toma de decisiones de la familia. Somos muy afortunados de poder trabajar con estos socios tan excepcionales, incluyendo a los hoy aquí presentes, de modo de involucrar a los hombres y a los niños con el propósito de alcanzar un mundo más equitativo, y de poner fin a la lacra de la violencia contra las mujeres y las niñas.

Como dijera ayer el Secretario General Adjunto Jan Eliasson –también un hombre modelo– es hora de canalizar nuestra indignación por la violencia contra las mujeres en acciones. Durante las negociaciones de la CSW en los próximos días todos tenemos que comprometernos a realmente poner fin a la violencia contra las mujeres. Además, debemos seguir trabajando juntas y juntos, haciendo participar a todos los sectores de la sociedad, para crear un mundo donde las mujeres puedan vivir sin miedo a la violencia.

Permítanme concluir con las palabras de una persona muy famosa y modelo de conducta para mí, y estoy seguro que para muchos de ustedes también, el Arzobispo Desmond Tutu: “Pido que todos los hombres y niños del mundo se manifiesten contra el maltrato hacia las niñas y las mujeres. Es defendiendo los derechos de las niñas y de las mujeres que daremos la talla como hombres.”

Muchas gracias.

Si desea más información acerca de las iniciativas sobre las que se discutió en este evento paralelo, sírvase visitar:

http://www.whiteribbon.ca/

http://www.endingviolence.org/Be+More+Than+a+Bystander

http://www.genderjustice.org.za/

http://www.ywcamoncton.com/programs-services/youth-programs-services/

http://www.saathi.org.np/