En Georgia, las empresas dan el paso para ayudar a las sobrevivientes de violencia doméstica a rehacer sus vidas

Una de cada 11 mujeres de Georgia ha sufrido violencia doméstica. Debido a su dependencia económica muchas de ellas no pueden poner fin a las relaciones en las que sufren maltrato. El Grupo Adjara, signatario de los Principios para el empoderamiento de las mujeres, una iniciativa de ONU Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, contrata a sobrevivientes de la violencia y genera conciencia para prevenir la violencia doméstica en las comunidades.

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Los empleados del Grupo Adjara participan en una capacitación sobre igualdad de género, acoso sexual y violencia doméstica realizada por ONG locales. Foto: Adjara Group / Ana Verdzadze
Los empleados del Grupo Adjara participan en una capacitación sobre igualdad de género, acoso sexual y violencia doméstica realizada por ONG locales. Foto: Adjara Group / Ana Verdzadze

Hace cinco meses Lika Goguadze volvió al trabajo. Era la primera vez desde hacía cuatro años. Goguadze tiene 37 años y vive en Tiflis, la capital de Georgia. Después de finalmente conseguir el divorcio de su marido maltratador, la libertad vino acompañada de dificultades económicas y secuelas emocionales.

“No he trabajado desde que me casé; mi marido me prohibía trabajar... Sin empleo, lo habría tenido muy difícil”.

Según las investigaciones nacionales, una de cada 11 mujeres de Georgia ha sufrido violencia doméstica. En 2017, se emitieron más de 3.000 órdenes de alejamiento en respuesta a denuncias de violencia doméstica.

Goguadze fue derivada por su psicóloga a la asociación laboral para mujeres, Amagdari, una entidad colaboradora de ONU Mujeres desde hace tiempo que ayuda a las sobrevivientes de la violencia doméstica a reanudar sus vidas. Poco después recibió una llamada del Grupo Adjara para realizar una entrevista. Al día siguiente ya estaba contratada.

“No he trabajado desde que me casé; mi marido me prohibía trabajar”, explica Goguadze. Su vida ha mejorado mucho gracias a un salario digno y a la rutina productiva de cada día. “Me costó tiempo acostumbrarme a la rutina, pero tiene mucho que ver con cómo te aceptan las personas. El Grupo Adjara creó un entorno tan positivo y me acogió tan cálidamente que me sentí como en casa. Sin empleo, lo habría tenido muy difícil”, añade.

““Nuestra gran motivación nos impulsó a poner en marcha el plan para ayudar a las mujeres que han dado el importante paso de terminar con situaciones de maltrato. Necesitamos a todas y cada una de ellas… No sólo queremos que realmente se sientan empoderadas, sino que también sean un ejemplo para empoderar a otras mujeres que trabajan para la empresa”.

El Grupo Adjara es una empresa de rápido crecimiento en el sector de la hostelería en Georgia y signatario de los Principios para el empoderamiento de las mujeres, una iniciativa conjunta de ONU Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas que hace de la igualdad de género un pilar fundamental de las buenas prácticas empresariales. Como parte de su compromiso con los Principios para el empoderamiento de las mujeres y la responsabilidad social corporativa, el Grupo Adjara ha puesto en marcha una nueva iniciativa este año para emplear a mujeres que han sobrevivido a la violencia doméstica, a las cuales a menudo les resulta difícil encontrar empleo tras una experiencia de trauma y aislamiento. Su plan de acción de un año de duración, creado en 2016 con el apoyo de ONU Mujeres y la organización de la sociedad civil local Agencia para el Desarrollo Civil (CiDA), combina diversos esfuerzos para apoyar a las mujeres que sobreviven a la violencia doméstica, también a través del empleo.

Valeri Chekheria, Director del Grupo Adjara y representante de la Red Georgiana del Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Foto cortesía de Adjara Group
Valeri Chekheria, Director del Grupo Adjara y representante de la Red Georgiana del Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Foto cortesía de Adjara Group

“Nuestra gran motivación nos impulsó a poner en marcha el plan para ayudar a las mujeres que han dado el importante paso de terminar con situaciones de maltrato. Llegamos a las beneficiarias con la ayuda de Amagdari y este año seleccionamos a tres sobrevivientes”, explica Valeri Chekheria, director del Grupo Adjara y uno de los representantes de la red de Georgia del Pacto Mundial de las Naciones Unidas. “Necesitamos a todas y cada una de ellas… No sólo queremos que realmente se sientan empoderadas, sino que también sean un ejemplo para empoderar a otras mujeres que trabajan para la empresa”.

Ofrecer las habilidades profesionales necesarias en el mercado laboral y acceso a un empleo digno es crucial para las sobrevivientes de violencia doméstica, a fin de que puedan rehacer sus vidas y ser independientes desde el punto de vista económico. Sin un empleo, muchas mujeres no pueden poner fin a las situaciones de maltrato, e incluso cabe la posibilidad de que vuelvan con sus agresores. En Georgia, el 7,6 por ciento de las sobrevivientes explicaron que no habían abandonado a sus compañeros maltratadores porque no podían mantener a sus hijas y sus hijos ellas solas y el 4,4 por ciento dijeron haber vuelto con su compañero maltratador por el mismo motivo. Las personas que ofrecen empleo pueden desempeñar un papel fundamental combatiendo el estigma y generando oportunidades para las sobrevivientes a fin de que se incorporen al mercado laboral.

Esta iniciativa laboral iniciada por el Grupo Adjara también ha sido favorable para el negocio. “Este programa piloto ha sido un gran éxito. Me enorgullece decir que todo el equipo es ahora más responsable socialmente. Hemos alcanzado la cifra de 2.000 empleadas y empleados. Es posible que antes de esta iniciativa parte del personal no prestara ninguna atención a este tema, pero ahora han empezado a hacerlo. En general, la sensibilidad ante las cuestiones de género en nuestra plantilla ha aumentado mucho. Gracias al apoyo decidido de la dirección, nuestras empleadas –el 43 por ciento de la plantilla– se sienten más seguras; tienen la certeza de que la empresa las apoya y que está de su parte”, añade Chekheria.