Dar a los niños pequeños acceso a la escuela y a las madres la posibilidad de encontrar un trabajo en el medio rural de Moldova

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La cantidad de niños en condición de asistir al jardín de niños de Hincauti aumentó en casi un tercio. Foto: ONU Mujeres/Anastasia Divinskaya

Muchos niños pequeños en las zonas rurales de Moldova están forzados a quedarse en sus casas durante los largos y fríos meses de invierno, sin tener adonde ir ni donde jugar. Los jardines de niños y las preescolares son escasos e, incluso cuando existen, están en mal estado y tienen una calefacción deficiente. Además, hay pocas oportunidades de empleo en las zonas rurales y al no tener donde dejar a los niños, las mujeres rurales todavía tienen menos probabilidades de trabajar.

En la comunidad de Hincauti en el Norte de Moldova, hay pequeños cambios que están dando esperanzas a muchas mujeres. La región de Hincauti está compuesta por tres aldeas en una zona rural muy empobrecida. La población total es de apenas un poco más de 1500 personas, siendo Hincauti la más grande de las tres aldeas.

Los edificios de la escuela se ampliaron para acoger a más alumnos y el sistema de calefacción fue actualizado con el apoyo del Programa integrado conjunto de desarrollo local del Gobierno de Moldova, que fue implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y por ONU Mujeres. El edificio original fue construido en 1986 y podía acoger sólo a 44 niños. El problema de la calefacción era tan serio que no se podía ampliar la escuela para dar entrada a más niños, lo que dejaba a muchos niños de la comunidad sin acceso a la educación. Además, la asistencia era escasa porque los padres se mostraban reticentes a mandar a sus hijos a una escuela con una calefacción mala. Esto a su vez tuvo un impacto negativo sobre los padres, y sobre las madres en especial, que tenían que quedarse en casa para cuidar a sus hijos, sin mayores esperanzas de encontrar un trabajo.

Representantes del Programa conjunto (izquierda) felicitan a Ghenadie Dascal, Alcalde de Hincauti, y a Stella Nagherneac, directora del jardín de niños de Hincauti, en ocasión de la apertura del jardín en la aldea de Hincauti, en el distrito de Edinet, 30 de agosto de 2012. Foto: ONU Mujeres/Anastasia Divinskaya

Como parte de la evaluación por perfil de la comunidad, se vio que los niños de familias pobres, monoparentales y de familias con muchos hijos, de diferentes medios étnicos y religiosos, así como los niños discapacitados carecían de acceso a la educación preescolar. Este problema pasó a ser una de las principales inquietudes de derechos humanos y de género de la aldea. El que las autoridades públicas locales y los hombres y mujeres de la comunidad reconociesen el problema fue el primer paso en la movilización de la comunidad.

El equipo del Programa ayudó entonces a formar un grupo de iniciativa comunitaria formado por padres y maestros del jardín de niños para pedir que se atendiese la situación y que se le incluyese en la estrategia socioeconómica local de Hincauti como una de las prioridades de desarrollo comunitario. Este grupo hizo una propuesta de extensión y renovación del edificio de la escuela. Se desarrolló luego este proyecto mediante un proceso altamente consultivo y participativo, donde tomaron parte las mujeres y hombres de la comunidad y los representantes de las autoridades públicas locales y de las instituciones del gobierno. Una vez que el proyecto fuera desarrollado por la comunidad, el Programa conjunto dio su apoyo financiero.

El grupo de iniciativa comunitaria hizo el monitoreo de los trabajos de extensión de la escuela con el fin de asegurarse que se atendiesen todas sus necesidades. Ahora, 64 niños preescolares -37 varones y 27 niñas- tienen acceso a este edificio modernizado. Desde que se terminara la ampliación, cinco madres ya han conseguido trabajo y muchas más están analizando las oportunidades que se les ofrecen y soñando con un nuevo futuro.