Las campesinas de Uzbekistán se unen para adquirir habilidades empresariales y generar medios de vida

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Dilsora Rakhimova (primera de la derecha) con sus colegas y aprendices en una exposición de artesanía en la ciudad de Karshi, Uzbekistán. Foto por cortesía de Dilsora Rakhimova

Todo lo que Dilsora Rahimova necesitaba para superarse eran conocimientos empresariales y el apoyo de otras mujeres. Después de unirse a un grupo de autoayuda y de emplear sus nuevos conocimientos con su habilidad de hacer bordados tradicionales, esta artesana y madre de 43 años de edad de la provincia de Kashkadarya, en Uzbekistán, adquirió paulatinamente la confianza para presentar su trabajo a algunas exposiciones.

Pronto recibió el segundo premio en un concurso nacional de “Artesanas ofrecido por un grupo local de mujeres, y una nominación para el prestigioso Premio Estatal Zulfiya, establecido por el presidente del país para alentar las empresas de mujeres. “El proyecto me ayudó a identificar mis perspectivas, dice sobre el grupo. “Di los primeros pasos en los negocios, aprendí a tomar decisiones, a escuchar y a expresar mi opinión.

Al igual que Rahimova, muchas mujeres que viven en las áreas rurales han estado adquiriendo habilidades empresariales en grupos de autoayuda como parte de un proyecto del Comité de Mujeres de Uzbekistán, que cuenta con el apoyo de ONU Mujeres. Puesto en marcha como proyecto piloto en Kirguistán y en Tayikistán, el modelo ayudó a cientos de mujeres a comenzar empresas rentables en la región, dándoles acceso a apoyo financiero y ofreciéndoles capacitación económica sobre temas como la gestión del dinero, la planificación empresarial y los sistemas de crédito.

Las mujeres de Uzbekistán, como es el caso de la mayoría de las mujeres de la región, tienen un acceso limitado a las oportunidades económicas. Pese a los esfuerzos del gobierno para atender este fenómeno, siguen estando mal financiadas y atendidas, y los estereotipos de género siguen prevaleciendo. Las mujeres que tienen empleo tienen una paga inferior a la de los hombres, y muchas de ellas trabajan en los sectores informales o no productivos que no requieren una preparación. A medida que disminuyen las infraestructuras sociales, especialmente en las áreas rurales, las mujeres que se dedican a las tareas domésticas no remuneradas tienen serias dificultades económicas.

El proyecto ha mejorado el servicio y la capacitación que reciben las mujeres, gracias a una red de centros de apoyo social y jurídico administrada por el Comité de Mujeres. Muchos de los cursos de capacitación ayudan a las mujeres a comenzar y administrar sus grupos de autoayuda, donde las mujeres se pueden reunir para discutir acerca de sus necesidades y de los modos de subvenirlas, ya sea con la colaboración del gobierno local, haciendo mercadeo o comprando bienes. Muchas han comenzado programas de ahorro y de gestión financiera.

Alentado por esta iniciativa, el Banco de Microcréditos con el gobierno de Uzbekistán en calidad de primer accionista, decidió en 2010 otorgar 100 000 dólares en microcréditos a los grupos de autoayuda de las campesinas. El proyecto negoció un interés anual del 3 por ciento, que es 11 por ciento menos que el interés del mercado.

El proyecto piloto ahora cuenta con 49 grupos de autoayuda en tres áreas piloto. Cerca de 200 mujeres han comenzado sus propios negocios como cría de ganado y bordados en oro; 29 han solicitado y obtenido microcréditos. Las mujeres dicen recibir más respeto de sus comunidades y haber alcanzado un mejor nivel de vida para ellas y para sus familias. Dicen que las mujeres de otras aldeas han expresado su deseo de saber más sobre el proyecto.

“Solía tener vergüenza del interior de mi casa, pero ahora puedo arreglarla, dice Bahargul Ametova, miembro del grupo en la aldea de Kanlykul, Karakalpakstán. “Compré muebles y próximamente compraré cortinas, y agrega que también piensa contratar a un tutor para que prepare a su hija para estudios superiores.

Como es el caso de la premiada Rahimova, para muchas mujeres sus nuevos conocimientos y el apoyo que reciben ha significado el comienzo de un futuro mejor, de más independencia y de una nueva confianza en sus habilidades para ganar un ingreso para sí y para sus familias. Sabohat Davronova, también de Kashkadarya, dice que tanto ella como su esposo están contentos con los resultados. “Me he probado a mí misma y a los demás que las mujeres también tenemos el derecho y podemos participar en la toma de decisiones con los hombres, dijo.

Invertir tiempo, dinero y confianza en las campesinas también ha tenido otros resultados. En noviembre de 2011, el Banco de Microcréditos dijo que había tenido una tasa de amortización del 100 por ciento de parte de los grupos de autoayuda. Ahora que el Comité de Mujeres y el Banco están dispuestos a utilizar el modelo en otros contextos, las habilidades de las mujeres líderes empresariales de las comunidades rurales de Uzbekistán seguirán creciendo.