En palabras de Faidah Suleiman: “A través de mi trabajo estoy logrando cambios en mi familia y en la sociedad”

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Faidah Suleiman, Superintendent of Police, Gender and Children Desk. Photo: UN Women/Daniel Donald
Faidah Suleiman. Foto: ONU Mujeres/Daniel Donald

Faidah Suleiman es superintendente de la Oficina de Policía, Género e Infancia de Tanzanía. Con 20 años de experiencia policial, es parte de la Oficina de Género desde su creación en 2009. En 2014, ONU Mujeres se asoció con las Oficinas de Género e Infancia con objeto de mejorar la calidad de los servicios prestados, con la ayuda de los gobiernos de Noruega y Suecia. Hoy en día existen 417 Oficinas de Género e Infancia en todo el país; en 2017, estas oficinas recibieron más de 31.000 denuncias de casos de violencia contra las mujeres y las niñas. Suleiman también es miembro de la Red de Agentes Femeninas de Tanzanía, una asociación de mujeres policías cuyo fin es defender los intereses de sus miembros y de su comunidad.

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A veces la gente tiene una actitud negativa hacia las agentes femeninas, pero a mí siempre me gustaron, incluso antes de que supiera de la existencia de una Oficina de Género. Mi padre murió cuando mi madre estaba embarazada. Mi tía y otros familiares de nuestro padre se hicieron cargo de todo. La violencia de género siempre estaba presente, de modo que yo estaba ansiosa por proteger los derechos de mi familia. La única forma que tenía de hacerlo era aprender las leyes y convertirme en policía. Así fue como me convertí en policía; y también soy abogada.

Cuando me incorporé a la fuerza policial, había muy pocas mujeres. De una plantilla total de unas 1.500 personas, solamente éramos 97 agentes femeninas. Hoy en día hay unas 200 o 500. Tras crear la Red de Agentes Femeninas de Tanzanía, conseguimos que se nombrara por primera vez una mujer comisaria en 2015: la Comandante Alice Mapunda.

El hecho de ser policía y experta en género no sólo me permitió ayudar a mi madre, sino también a otros miembros de mi familia. Cuando falleció mi tío, volvieron a surgir las peleas sobre los bienes que tenía en su casa. Me levanté y dije: “¡No! Nadie debe llevárselos: son para su esposa y sus hijos”. El esposo [fallecido] era pariente consanguíneo mío, pero yo luchaba por la esposa.

Estoy orgullosa de que a través de mi trabajo estoy logrando cambios en mi familia y en la sociedad.

En la Oficina de Género nos hacemos cargo de casos delictivos. Nos enfrentamos a casos de violencia de género y contra menores. Lo más frecuente son las violaciones. Tenemos el mandato de enjuiciar los casos delictivos, pero no dejamos solas a las mujeres que presentan casos civiles. Las escuchamos, las remitimos a la persona adecuada y les llamamos. En ocasiones las escoltamos al servicio pertinente y llevamos a cabo un seguimiento de la evolución de sus casos.

Estamos trabajando con ONU Mujeres en la elaboración de un protocolo que ofrecerá una guía, paso por paso, y que facilitará el trabajo con socios de otros sectores como los de asuntos sociales, sanidad y educación, en casos de violencia de género. Firmarán el protocolo todos los secretarios permanentes de esos ministerios, de modo que contemos con un compromiso firme. Esperamos tenerlo listo más adelante este mismo año, o como muy tarde a principios del próximo.

La Red de Agentes Femeninas también visita las escuelas de todo el país para enseñar a las niñas y los niños qué hacer [ante un caso de violencia], qué es un delito y qué no lo es.

La gente piensa que si eres policía te comportas en casa igual que en la oficina, pero las cosas no son así. En casa puedes ser una madre y en el trabajo una mujer policía. Debes conocerte a ti misma y saber quién eres”.