Pasamos el micrófono a: Aisha, Kenya

Una niña sobreviviente de la violencia sexual en Kenya se pregunta: “si no estoy segura en mi casa, ¿dónde lo estaré?”

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En el marco de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, pasamos el micrófono a mujeres que trabajan en primera línea, combatiendo la COVID-19 y la pandemia de violencia contra las mujeres y niñas, un problema que aumenta sin cesar. Son las voces de sobrevivientes, trabajadoras esenciales y mujeres líderes que nos indican los problemas urgentes y cómo podemos detener la escalada de violencia, recuperarnos tras la COVID-19 y rehacer nuestras vidas.

Aisha is living in a shelter in the coastal region of Kenya, with 34 other children who have experienced gender-based violence. Photo: UN Women/Kennedy Okoth
Aisha. Foto: ONU Mujeres/Kennedy Okoth
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Me gustaba mi vida de antes, iba a la escuela y jugaba con mi mejor amiga.

¿Qué puede hacer para contribuir a este objetivo?

“Hay que proteger a las niñas y los niños de la violencia sexual. No se puede dar por supuesto que están seguros en casa”.

Ayude a los refugios locales y las organizaciones de mujeres de su comunidad que se dedican a proteger a las mujeres y las niñas, incluso durante la pandemia de COVID-19.

Tengo 12 años y un hermano de 10. Vivíamos con nuestro padre. Cuando empezó la pandemia de COVID-19 ya no podíamos ir a la escuela. Me sentía triste por tener que quedarme en casa, pero al menos tenía una amiga que también era mi vecina. Podía visitarla y jugábamos juntas. Allí fue donde ocurrió.

Una tarde fui a su casa para ver nuestro programa favorito en la televisión. Mi amiga salió a buscar algo. Su padre me empujó hacia él y empezó a manosearme. Intenté gritar, pero me cubrió la boca con sus manazas y me llevó a rastras hasta su cama.

Fue horrible. Sólo quería que parara. En un momento dado conseguí darle una patada y me escapé. Fui a mi casa y le conté lo ocurrido a la primera persona que pensé que me ayudaría: mi padre.

Dijo que antes de nada quería examinarme. Y entonces volvió a suceder. Mi padre me llevó a su cama.

Recuerdo estar tumbada allí, indefensa, con los ojos llenos de lágrimas. Estaba confusa; era mi padre y había acudido a él en busca de ayuda. No sabía a dónde más podía ir. Si no puedo confiar en mi padre, ¿en quién podré confiar? Si no estoy segura en mi casa, ¿dónde lo estaré?

Más tarde, mi padre se enfrentó al vecino y le llevó a la comisaría de policía, donde me pidieron que explicara mi versión de los hechos. En aquel momento no podía confiar en nadie, pero entonces llegó una agente de policía. Se lo conté todo, incluso lo que me había hecho mi padre.

Después me trajeron a este refugio. Aquí he hecho nuevas amistades y estoy retomando mis estudios. Mi asignatura favorita son las matemáticas. Cuando sea mayor quiero ser pediatra.

Los agresores de Aisha fueron detenidos y el caso está en los tribunales.

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La historia de Aisha es la de muchas jóvenes que experimentan violencia en sus propios hogares. A través de sus programas, ONU Mujeres lucha contra la violencia de género y ayuda a las sobrevivientes.

Aisha* tiene 12 años y actualmente vive en un refugio ubicado en la región costera de Kenya junto con otras 34 niñas que, como ella, han experimentado la violencia de género. Cuando las escuelas cerraron como consecuencia de la pandemia de COVID-19, estas niñas fueron víctimas de abusos sexuales en sus propios hogares.

Los datos de la línea telefónica nacional de asistencia a las víctimas de la violencia de género muestran un alarmante aumento de la violencia desde el 13 de marzo, cuando se confirmaron los primeros casos de coronavirus en el país. Según David Maraga, Presidente del Tribunal Supremo, los delitos sexuales constituyen un 35,8% de los asuntos registrados desde marzo, y las líneas telefónicas gratuitas de asistencia notificaron un aumento del 42% en las llamadas de personas que pedían ayuda.

ONU Mujeres, contando con financiación de los Gobiernos de Finlandia, Suecia, Japón e Italia, trabaja con el Centro para los Derechos, la Educación y la Concienciación para ayudar a las sobrevivientes de la violencia de género alojadas en los refugios distribuidos por todo el país durante la pandemia de COVID-19.

Este apoyo ha abarcado desde la provisión de asesoramiento psicosocial y asistencia jurídica gratuita hasta la distribución de kits de higiene femenina, alimentos y otros artículos de primera necesidad para las sobrevivientes de violencia. Con ello se ha conseguido que dispongan de un conjunto mínimo de servicios esenciales incluso durante los períodos de confinamiento causados por la COVID-19.

La historia de Aisha nos recuerda cada día la urgencia de mantener y ampliar este tipo de ayuda, sobre todo durante una pandemia.

* Este no es el verdadero nombre de la protagonista. Se ha utilizado un nombre ficticio con el fin de proteger su identidad.